Mientras mis dos hijas (16 y 19) preparan cartelones en el suelo del cuarto de estar para la manifa de esta tarde, me aplico en el blog para subir esta imagen capturada en estos días en Pamplona.
La escena, en el día de hoy, jornada de movilización para la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, se hace para mí especialmente significativa.
En ella, capté la representación de dos mujeres. En el maniquí, la idealización del modelo de mujer que nuestra sociedad, desde los parámetros androcentristas, proyecta basándose en los valores femeninos imperantes de belleza, delgadez y juventud. En el reflejo, una mujer de verdad que circula apresurada en su rutina mientras carga la compra obligada del día.
Diría que la maniquí mira altiva, displicente, inexpresiva y arrogante hacia ninguna parte mientras la mujer "de verdad" interpela con su gesto al pretencioso muñeco con una mezcla de cansancio y cabreo. El arquetipo de mujer 10, impoluta, con su cabello alineado y sus prendas ligeras y ajustadas. La mujer "verdad", abrigada de invierno porque no es primavera como insinua el engañoso escaparate.
Mujeres "verdad" que recorren las calles, oficinas, hospitales y despensas de casa, golpeadas a diario por el discurso mediático y social sobre la exigencia de presentarse como un objeto de atracción al servicio del hombre y de competitividad entre mujeres por ver quién de ellas alcanza el estandar fijado de belleza y juventud.
Veo hoy a mis dos hijas, risueñas y esperanzadas en su colaboración con la causa de las mujeres "verdad" mientras ultiman los cartelones de denuncia y compruebo de primera mano que la jornada de reivindicación es absolutamente necesaria porque obliga a revolucionarse internamente o, por el contrario, a confrontar que no se tiene el valor de mirar de frente a la injusticia.
Mientras mis dos hijas (16 y 19) se lavan las manos de pintura, me acerco a unos de sus carteles y leo:
"Sexo débil...los cojones!!"
Y totalmente de acuerdo con la frase escrita por tus hijas ....